La microempresa, ese verdadero motor de progreso

10 Julio 2023
Chile cuenta con cerca de dos millones de microempresarios. Para potenciar su impacto es fundamental implementar políticas y medidas de apoyo adecuadas, donde asegurar el acceso a financiamiento y potenciar sus competencias.
Fondo Esperanza >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Aliado

Por Mario Pavón, Gerente General de Fondo Esperanza


En un mundo donde el enfoque empresarial se centra principalmente en las grandes corporaciones y en el último tiempo, en los unicornios tecnológicos, a menudo olvidamos el papel que desempeñan las microempresas como motor en el desarrollo económico y social de un país. Estas pequeñas unidades económicas, que suelen pasar desapercibidas, son responsables de una parte importante del empleo, impulsando y promoviendo el desarrollo local y la inclusión social.

 

De acuerdo a datos del INE aproximadamente un 27% del empleo total en Chile proviene del sector informal, principalmente trabajadores por cuenta propia. Estos emprendimientos brindan oportunidades de trabajo a personas de escasos recursos y opciones laborales limitadas, lo que contribuye a reducir la pobreza y mejorar su calidad de vida y la de sus familias. Al fomentar la participación económica de grupos marginados, como las mujeres, los jóvenes y los adultos mayores, y al ofrecer empleo a nivel local, las microempresas fortalecen los tejidos sociales y contribuyen al desarrollo sostenible de las comunidades.

 

Además de generar empleo, las microempresas impulsan la economía local en diversos aspectos. Utilizan proveedores locales, lo que beneficia a otras empresas y estimula el crecimiento económico en los territorios. Asimismo, reinvierten sus ganancias en la comunidad, lo que promueve el desarrollo local. Su presencia también fomenta la competencia y la eficiencia económica, ofreciendo diversas opciones a los consumidores.

 

De acuerdo a la última encuesta EME, son cerca de dos millones los microempresarios en Chile y para potenciar su impacto, especialmente en tiempos de estrechez económica, es fundamental implementar políticas y medidas de apoyo adecuadas, donde asegurar el acceso a financiamiento y potenciar sus competencias es clave para mejorar su productividad. Mayores productividades traen mayores ingresos, mejorando la calidad de vida de las personas y aumentando las tasas de formalización, generando una mayor protección social, entre muchos otros beneficios. Es un círculo virtuoso donde no solo ganan los emprendedores sino toda la sociedad, siendo un desafío ineludible.